martes

Solsticio de verano

Dejar de quedarme con las ganas. Dejar de sentir la vida como una cama deshecha. Dejar de ser estúpido y visceral. Dejar de ser. Dejar. Dejar de estar. Hasta que pueda. Hasta saciarme. Hasta tenerlo a manos llenas. Hasta saciarme, llenarme, desbordarme y que chorreé de mi boca, mis manos, mi cuerpo. Por ahora, sólo me va quedando la cama deshecha y las ganas metidas entre el estómago y las piernas.