martes

Solsticio de verano

Dejar de quedarme con las ganas. Dejar de sentir la vida como una cama deshecha. Dejar de ser estúpido y visceral. Dejar de ser. Dejar. Dejar de estar. Hasta que pueda. Hasta saciarme. Hasta tenerlo a manos llenas. Hasta saciarme, llenarme, desbordarme y que chorreé de mi boca, mis manos, mi cuerpo. Por ahora, sólo me va quedando la cama deshecha y las ganas metidas entre el estómago y las piernas.

miércoles

Debería dejar de soñar huevadas




Yo debería de dejar de soñar con huevadas. Soñar que amigos se vuelven diputados luego que mi hermano me hace su “mano derecha”, al más puro Corleone style. Dejar de soñar con la pega, con cosas que pasaron y que me intanquilizan a tal punto que me angustian. Debería dejar de soñar con huevadas. Pero, no se puede. Soñar huevadas es inevitable. Mi hermano me dijo ayer que investigara qué significaba soñar con maremotos. Y la verdad, no se. Es una huevada que tenga que andar pensando en los sueños de los otros. Ni siquiera sé los significados de los mios y quieren que investigue los del resto.

No me vengan con huevadas.



lunes

Hora 25


Estoy sentado arriba de un bus con dirección a casa. Hoy, cumplo 25 años y se que no es gran cosa cumplir años, pero estos 25 años son para mí algo que siento en el fondo, muy distinto a todo cumpleaños anterior.

Si pudiera decirse que cada año de nuestra vida es una hora, hoy estaría en la primera hora del segundo día de mi vida. Podría decir que a las tres aprendí a leer y a escribir; a las cinco entré por primera vez al colegio. A las trece tuve mi primer romance adolescente. A las veinte me hice hombre y comí de un fruto que ya no dejaré de comer.

Y hoy, en mi hora 25 quisiera que cada segundo, minuto y hora que venga pueda vivirla con la misma intensidad que viví las últimas 24 horas.






Julio 27, 2009. 10 A.M

miércoles

Pichanga

Debí de haber escrito esto hace unos días. En realidad, hace ya semanas atrás. Tenía tantas ganas de haber hablado de las lluvias que se dejaron caer por aquí y que me hacen extrañar estar en casa, acostado, viendo tele y llenándome la guata con sopaipillas y los pulmones del calor de la leña seca de la estufa. La lluvia que me recuerda ese olor a tierra mojada que dan ganas de comerse un puñado de ella. Pero, ahí quedó durmiendo el sueño de los justos.

Lo otro era hablar del frío, del invierno, de los días más cortos y las noches más largas. Pero se me quedó en las puras ganas de hacerlo. He querido escribir también sobre mi amigo más antiguo y más fiel. Ese que conozco desde que la memoria se empieza a hacer recordable. Y de que, a pesar de no vernos con frecuencia, se acuerda de mí onomástico y es capaz de llamarme.

He sentido las ganas de escribir sobre montones de cosas. Sentarme a darme un tiempo para dejar correr el lápiz sobre las hojas de mis cuadernos. Es un poco dificil. Como que la energía se me sale de alguna parte. Mi inspiración anda media decaída. A lo mejor le llegó la influenza estacionaria y está con licencia médica. Y yo, esperando como los imbéciles.

En el fondo, todo lo que hay antes es una gran excusa, a mi parecer, para decir: ando corto de inspiración y eso me tiene algo preocupado. Y lo peor: estoy a menos de 3 semanas de cumplir años. ¿Es idea mía o la gente se empieza a replantear muchas cosas cuando esta cerca de cumplir años? Yo creo que por ahí va la cosa.

lunes

Recordé esto...

No sé por qué, pero quise recordar cómo han pasado los años y ver cómo empieza mi "adultez". Muchos recuerdos se me han venido a la cabeza con estas fotos y este "video" es una síntesis. Empieza con mis 18 años, por allá en 2002 y termina en el verano del año siguiente: el momento en que la vida me trajo hasta Santiago.




martes

Desvelos

Cerré los ojos y me hallé despierto y sin pegar una pestaña. No me gusta eso. Tuve que venir a la mesa, prender la luz y sentarme a hacer algo. Lo mejor ha sido tener que ponerme a pensar en que lo más práctico que puedo hacer es escribir. Y soñar despierto. Soñar con que ya no estoy aquí, sino en otro lado. Quizás en cualquier otra ciudad, haciendo nada más que disfrutar. Y entre bocanada y bocanada del pucho número incógnito, tengo la súbía idea de hacer arder mis barcos y caminar hacia un rumbo nuevo. Internarme y empezar a descubrir cosas que no he visto, hecho, pensado, sentido.

mayo 14

***

¿DÓNDE ESTUVO? me pregunto, mientras me desvelo aquí sentado, sólo. Al parecer, se estuvo escondiendo y en el lugar que escogio, se sintió más cómoda y, la verdad sea dicha, no quiere salir de ahí. Lo pienso mientras mastico mi pulgar y la voz de Björk se asoma entremedio de unos instrumentos de cuerda. Creo que son violines.

¿Dónde estuvo?

Otra idea sería que no me halló y se devolvió por donde vino. Sé que no soy puntual, pero es una razón bastante válida.

¿Dónde estuvo?

En realidad, no sé ni para qué me lo pregunto. esto de dormirme al rayar el amanecer y tener la panza vacía me hace tener este tipo de ideas.



mayo 15

lunes

La casa nueva...



Quise cambiarme de casa y mudar un poco la piel ya más o menos usada y venirme aquí. Quise volver a este espacio donde no tengo que envolverme en otras palabras que son fruto de estar devanándome los sesos durante la noche.

Le dí un nuevo nombre y aproveché de barrer con todo lo que ya estaba acumulando polvo y telarañas. Tomé todo lo que había y lo puse en una bolsa de basura y me quedé sin más que una habitación vacía y lista para la redecoración.
No más tener que hablar solo (aunque es algo difícil para mí). Nada de diálogos de locos. La otra casa, sigue abierta, pero por ahora, estaré aqui. Como que quiero echarla de menos.
La mudanza empezó y hay mucho que hacer.